Goteras/Mujeres/Baldes

Un territorio dividido por determinaciones estado-nación, en el que las relaciones comunitarias del pueblo que lo habita corresponden a estructuras anteriores a esta separación, deviene, de modo inevitable, en una fragmentación cultural difícilmente comprensible si sólo se la lee a través de planteamientos teóricos sostenidos desde las afueras de esta misma demarcación.


Es el caso de lo que sucede en el punto-eje de convergencia entre Bolivia, Perú y Chile (Hito Tripartito) “transitado” por individuos que aún logrando entenderse a través de un mismo conjunto de creencias y compartiendo una misma lengua originaria, inevitablemente se sienten involucrados con los procesos internos de cada uno de los países en los que tras esta división, terminaron residiendo. Situación que genera una realidad cuya naturaleza se caracteriza precisamente por no ser única y homogénea y estar cargada de discrepancias tan presentes hoy, como hace más de cien años.

Ahora bien, abordar este territorio, en pro de una aproximación a lo que este fenómeno viene a significar en la actualidad, es comprender que la división republicana de la región andina, es una condición superada semanalmente por sus habitantes, teniendo como base una de sus costumbres más arraigadas: el comercio y que éste se ejerce bajo parámetros que ponen en juego los axiomas de lo que comúnmente entendemos como límites fronterizos.








Esta “irregularidad”, precisamente es la que termina siendo el eje transversal sobre el que decide trabajar la artista Jo Muñoz en su obra “Tripartito”:

Video instalación que liga esta particular condición limítrofe a una estructura sintética con múltiples filtraciones, a modo de gotera, a la que se contrapone una proyección con imágenes de “La feria tripartita” realizada cada domingo en el hito del cual deriva su nombre, en la que ciudadanos tanto bolivianos, peruanos como chilenos, transitan libremente entre los tres países, en pro de un intercambio de productos agrícolas/pastoriles, analogándose de este modo, la disonancia generada por el goteo del agua, al flujo informal de comercio extra-fronterizo.

Convengamos en que la utilización del agua posee un carácter de unidad crítica dentro de la obra, debido a que los conflictos que giran en torno a este elemento, no se reducen tan sólo a los conocidos reclamos históricos en términos marítimos, sino que se extrapolan hasta “Los Andes” y a la discutida propiedad de derechos de explotación de este recurso, que afecta directamente a los habitantes de esta región.


Por otra parte, debido a que éste flujo informal, lo mismo que una cantidad considerable de las actividades ligadas al comercio, es realizado en gran parte por mujeres, es con ellas con quienes la artista decide llevar a cabo una acción complementaria pero fundamental, consistente en un registro audiovisual del intercambio de más de 50 recipientes (contenedores de las goteras) con vendedoras de los mercados de cada una de las ciudades donde se presenta la obra, remitiéndonos, en este punto, al carácter artificioso de un material como el plástico, ya sea a modo de metáfora fronteriza o como utensilio de uso cotidiano por quienes, tanto a 4.000 msnm, como en la urbe, son la cara más reconocible dentro de esta estructura de economía complementaria.

Finalmente cabe destacar que, el registro de esta acción, más el de la artista baldeando las filtraciones en las afueras de las galerías donde se lleve a cabo el montaje, gesto de “enjuague”, vienen a sumarse a la proyección del intercambio realizado en la feria tripartito, recién en la presentación final de la obra: Santiago de Chile, ciudad elegida para dar fin a la gira por los tres países involucrados en el proyecto.


De este modo Jo Muñoz, valiéndose de dos constantes dentro de su trabajo: el desplazamiento territorial y la experimentación de soportes, nos otorga una nueva lectura frente a un fenómeno de fragmentarismo cultural, resultado de las poco armoniosas imposiciones que desde épocas pre-coloniales ha debido soportar un pueblo que remonta su habitar en esta región al 1.000-1.100 d.c. y que en la actualidad se encuentra considerablemente reducido y postergado, al menos en lo que respecta a Perú y principalmente en lo concerniente a Chile.

Permitiéndonos, al mismo tiempo, reflexionar sobre el verdadero rol de las mujeres dentro de su singular estructura comercial, como sobre el carácter “infranqueable” al que comúnmente asociamos las delimitaciones territoriales impuestas por los estados.

Juan Malebrán