TRIPARTITO video instalación / Sala de chanchos mARTadero / Cochabamba / Bolivia

Texto curatorial

“El hombre es sapiens, no porque sea

faber o loquens, sino porque es demens.

Y si es demens, desde que tiene

conciencia de la muerte”[1]

Siempre ocurre, cuando visitamos nuestras fronteras, que la apología de ese pasado ensimismado por las diferencias geopolíticas, nos entrega un cúmulo de hechos e historias que difícilmente lograron reunirnos bajo un solo lema.

Dentro del mismo esquema y en el preciso instante, aquellos antecedentes sobre esas diferencias no han reparado en las remarcadas interpretaciones de “aquella historia” que por sobre todas las cosas nos une, desde hace ya por lo menos, un par de siglos.

Los reparos e ingenierías de marca mayor para reparar los problemas transfronterizos de los últimos años, entre nuestras conciencias patrióticas, nos invitan a recobrar la confianza en los eficientes que podrían ser los reparos –de esta historia- para un alborozo porvenir.

La triple frontera debe, por una parte, ser vista como un lugar de reencuentro, y por otra, de una incesante filiación de los arraigos locales que han permitido construir adecuados caminos de comunicación.

Con el transcurso del tiempo, la trama limítrofe de Bolivia, Perú y Chile se asemeja a la de una gotera domestica. Para reparar esa incomodidad doméstica que significa una gotera y, además el gasto que ella representa para nuestros bolsillos, no solo debemos percatarnos que sea un desperfecto momentáneo de la cañería, sino que también, revisar las reales implicancias que puede tener esa rotura no reparada sobre un mismo lugar.

Esta claro, nuestra cañería seguirá filtrando y, finalmente, sabremos por donde escurre más agua en este tripartito.

Rodolfo Andaúr




[1] Mellado, Justo Pastor: “El fantasma de la sequía”, octubre de 1988.


Montaje mARTadero